miércoles, 30 de noviembre de 2011

A tortas por los contenidos

Vivimos tiempos revueltos. Internet evoluciona como medio y rompe las divisiones clásicas del sector audiovisual. Hasta ahora la red ha sido utilizada, principalmente, como un soporte donde volcar contenidos producidos en otros medios (series, películas, documentales, conciertos…), para ser descargados o visualizados en streaming. Sin embargo, el crecimiento de las empresas distribuidoras de contenidos audiovisuales en el medio digital, y las tensiones que se han generado en sus relaciones con algunas televisiones por cable, especialmente HBO, ha hecho que una  estas empresas se lance a la producción de contenidos propios para sus plataformas. La pionera, Netflix, ya prepara una superproducción para finales de 2012. Pero este es solo el último movimiento de una larga partida que puede trastocar los modos de producción y consumo del panorama audiovisual.















Comencemos por el principio: Netflix es una plataforma de video digital que ofrece de modo legal películas y series en streaming a cambio de una cuota mensual, que en EE. UU es de 7.99 dólares. Una vez contratados los servicios de la compañía, el usuario tiene acceso, sin ningún tipo de restricción, a  todos los contenidos presentes en el catálogo en línea. La compañía nace en 1997 en Los Gatos, California, creada por Reed Hastings y Marc Randolph. En su origen Netflix fue concebida como un videoclub con una plataforma de video vía online o por correo postal, servicio disponible sólo para Estados Unidos, que proporcionaba al suscriptor una cantidad ilimitada de rentas de las películas y series de su catálogo.

Sin embargo, fue la introducción de la posibilidad de consumo en streaming, en 2007, lo que convirtió a la compañía en uno de los referentes dentro del sector audiovisual norteamericano, capaz incluso de pelear con los grandes gigantes del cable (HBO, ABC, NBC…). Actualmente se pueden contratar los servicios de esta plataforma en  EE. UU, Canadá, América latina y El Caribe, lo que le permite alcanzar una cifra de más de 250 millones de usuarios a nivel mundial a la expectativa de su pronta expansión a Europa.



Netflix cuenta entre su oferta con series de primer nivel tales como Dexter (Showtime), Heroes (NBC), Lost (ABC) o Weeds (Showtime). Pero, por otro lado, no ha conseguido seducir con sus cantos de sirena a los mandatarios de HBO, cadena filial de Time Warner, que se niegan a vender sus contenidos a esta plataforma. Jeff Bewkes, CEO de Time Warner, señalaba en The Hollywood Reporter uno de los principales motivos por los que la compañía por cable se niega a derivar su contenido: el trato puede alterar la percepción del valor del contenido. Y es que lo dirigentes de HBO piensan que no es rentable hacer disponibles en Netflix sus producciones de alto coste (True Blood, Los Soprano, Boardwalk Empire, Six Feets Under) al bajo precio de contratación que estipula la compañía digital. En una información recogida en CNET, un alto directivo de Time Warner afirma que “the only way for Time Warner-owned HBO to offer its content on Netflix's service is if the rental company charges customers $20 per month, rather than the $7.99 it currently charges streaming-only users

Pero el gigante digital no se está quieto. El 17 de marzo de este año anuncia en su blog que entra de lleno en el sector de la producción de contenidos. La apuesta de Netflix se llama House of cards, serie de Media Rights Capital (MRC) dirigida por David Fincher (The Game, El club de la lucha) y protagonizada por Kevin Spacey (American Beauty, La vida de David Gale), por la cual ha pagado cerca de 100 millones de dólares adelantándose en la subasta, entre otros, a HBO. Además, con esta maniobra la empresa californiana conseguía matar dos pájaros de un tiro: por un lado, daba una bofetada a las grandes compañías del cable inmersas en la puja por la serie y, por otro, se apuntaba un tanto en relación a sus competidores directos, otras empresas que ofrecen contenidos audiovisuales en streaming, como Amazon o Apple. 



HBO pierde terreno en la red y decide pasar al ataque. Por ello, el 2 de marzo puso en circulación HBO GO, una nueva aplicación para iPad, iPhone y Android  disponible sólo para sus abonados. Un servicio de streaming con más de 1.400 títulos propios del canal, en lo que es una forma de poner a disposición de sus clientes los servicios de Netflix, pero con los contenidos propios de la cadena. Dentro de la oferta a la que podemos tener acceso gracias a la aplicación encontramos series originales completas, taquillazos, deportes y especiales de HBO. Con este movimiento HBO se reafirma en su postura de no ceder los derechos de sus contenidos a ninguna plataforma en streaming, llámese Netflix.

Pero el último golpe estaba aún por llegar; En septiembre se anunció el acuerdo entre Netflix y DreamWorks Animation (Shrek, Madagascar), por el cual la primera empresa se hace con los derechos en exclusiva de las películas y las producciones para televisión de la segunda, a partir de 2013. Según estimaciones del NY Times, el acuerdo rondaría los 30 millones de dólares por película y se produciría por un número de años aún sin determinar. La trascendencia del hecho se ve aumentada por dos factores. En primer lugar, es la primera vez que un Major de Hollywood elige una plataforma de streaming como proveedor preferente de sus contenidos, lo que indica los cambios que se viven actualmente en el panorama audiovisual y, en segundo lugar y para redondear la jugada, la empresa que dejara de tener los derechos para las producciones de DreamWorks a partir de 2013  es HBO.



Así que la batalla por los contenidos está servida. Dos grandes distribuidores de ficciones audiovisuales a la caza de material para sus negocios. Un nuevo espacio de fricción se abre, no ya entre empresas, sino entre medios: ¿Cómo afectará al modelo  de televisión actual, en este caso el americano, la irrupción de estos nuevos competidores externos al propio medio? Difícil aventurar una respuesta aunque, a modo de conclusión, me quedo con las palabras de Ted Sarandos, Director de contenidos de Netflix, al NY Times “You’re seeing power moving back into the hands of content creators”.





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