lunes, 26 de septiembre de 2011

Progreso, control y libertad

Todo más rápido, más cerca y más cómodo. A esto es a lo que nos tienen acostumbrados las nuevas tecnologías. Y son también las principales características de Google Street View (GSV), una aplicación del gigante digital que nos permite ver el mundo a pie de calle. No obstante, en ocasiones, el progreso choca con la sensibilidad de sujetos que sienten violada su intimidad ante los avances de la era tecnológica ya que, como siempre, nunca llueve a gusto de todos.

En positivo, cabe destacar que los beneficios y aplicaciones de GSV son múltiples y enriquecedores. A nivel artístico, ya se está sacando partido a las posibilidades de GSV en trabajos fotográficos y, además, con gran éxito. Así lo corrobora el trabajo de Michale Wolf, que utilizó la herramienta para construir una serie con imágenes de gran valor estético y conceptual, capturándolas fotografiando la pantalla del ordenador, trabajo por el que fue premiado con una mención de honor en el World Press Photo de 2005.

Por lo que se refiere al ámbito documental, el partido que se puede obtener de esta aplicación es enorme. Si pensamos en cada imagen como en una unidad potencial de múltiples informaciones, dependientes de los objetivos de la búsqueda y del proceso de lectura, nos podemos hacer una idea de la cantidad de datos y las facilidades de acceso que GSV puede aportar al campo de la documentación.
Sin embargo, el desarrollo de esta herramienta que Google nos ofrece, puede confrontarse directamente con algunos de los supuestos básicos recogidos en las ordenaciones legislativas creadas para, entre otras cosas, garantizar las libertades del individuo.

La declaración de derechos humanos de la ONU de 1948 afirma en su artículo 12 lo siguiente: Nadie será objeto de injerencias arbitrarias en su vida privada, su familia, su domicilio o su correspondencia, ni de ataques a su honra o a su reputación. Toda persona tiene derecho a la protección de la ley contra tales injerencias o ataques. Por su parte, la constitución española recoge en su artículo 18 en referencia al derecho de privacidad lo que se detalla a continuación: La Ley limitará el uso de la informática para garantizar el honor y la intimidad personal y familiar de los ciudadanos y el pleno ejercicio de sus derechos.

Visto esto, ¿hasta qué punto podemos considerar GSV una injerencia arbitraria en la vida privada de las personas? y ¿Quién decide donde está el límite para garantizar el honor y la intimidad personal y familiar de los ciudadanos? Ya que lo que para unos supone un avance y un mar de posibilidades, otros lo perciben como una invasión de su esfera privada. Un paso más hacia esa sociedad distópica propuesta por George Orwell en su novela 1984 o un indicio de que las teorías panópticas de Michel Foucault están, actualmente, más cargadas de razón que nunca.

Todas estas polémicas no hacen más que avivar el viejo debate entre el progreso técnico y el progreso real. ¿Qué cantidad de mejora puede aportar GSV a nuestra sociedad en términos generales? ¿Qué nivel de sacrificio de libertades debe hacer el individuo en pos de los supuestos del progreso? ¿Es esta posibilidad de control algo real o solo la paranoia esquizofrénica de ciertos fatalistas apocalípticos?  Y para concluir, una última pregunta más general ¿Sabe la sociedad hacia dónde quiere dirigirse a través del hiperdesarrollo tecnológico en el que estamos establecidos? Porque, quizás, establecer un rumbo y un objetivo definido, sea la mejor manera de aprovechar todo el potencial tecnológico de nuestros tiempos para alcanzar un progreso real.  

Jamendo

Jamendo es, según ellos mismo se definen, una comunidad de música libre, legal e ilimitada, publicada bajo licencias Creative Commons . En ...